Tres anillos para los reyes elfos bajo el cielo. Siete para los señores enanos en casas de piedra.
Nueve para los hombres mortales condenados a morir.
Uno para el señor oscuro, sobre el trono oscuro
en la tierra de mordor donde se extienden las sombras.
Un anillo para governarlos a todos.
Un anillo para encontrarlos.
Un anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la tierra de Mordor donde se extienden las sombras
Sabiduría
Nunca digas todo lo que sabes,
nunca hagas todo lo que puedes,
nunca creas todo lo que oyes,
nunca gastes todo lo que tienes.
Porque quien dice todo lo que sabe,
hace todo lo que puede,
cree todo lo que oye,
y gasta todo lo que tiene,
un día dirá lo que no debe,
hará lo que no sabe,
juzgará lo que no ve,
y gastará lo que no tiene.
"....Y el sol brillara por las endijas de tu teclado!"
una moraleja fálica
En una granja vivían un gato y un burro, que disfrutaban jugando juntos. Un día, el burro cayó en una ciénaga y empezó a hundirse. El burro le pidió al gatito que fuera a buscar al granjero para que lo ayudara. El felino corrió hasta la granja. Buscó y buscó al granjero, pero no lo encontró porque había salido hacia el pueblo con el único tractor
disponible. Pero vio el nuevo BMW serie Z-3 del granjero. Como las llaves estaban adentro, el minino cargó una soga en el auto y arrancó, con la esperanza de salvar la vida de su amigo. Llegó a la ciénaga. El burro se sorprendió y se alegró de ver a su amigo llegando en el brillante BMW. Se las arregló para aferrarse a la soga que le tiró el gato. Después de atar el otro extremo en el paragolpes del auto, el gato arrancó y puso primera. Despacio y con la ayuda del poderoso auto, logró rescatar a su compañero. Feliz y orgulloso, el gato devolvió el BMW a la granja antes de que volviera el granjero. Ambos animales se convirtieron en los mejores amigos. Unas semanas más tarde, el gato cayó en un pozo bastante profundo. A los maullidos limpios, llamó al burro para que lo ayudara. El burro pensó y pensó. Dio una vuelta al pozo. Luego, puso las patas delanteras en una orilla y las traseras en la otra, y le pidió al gato que se agarrara de su enorme 'cosa', y así podría sacarlo del pozo. El minino se agarró fuerte, el burro dio un salto y pudo rescatarlo con éxito.
¿La moraleja? : "Si la tenés grande como la de un burro, no necesitás un BMW para levantar gatos."